Canciones de Nomadistán
Índice
- Bandung de nómades y aldeanos
- Naranjas
- Humberto Vida Vida Volando
- Guiño de gnomos
- La miel de los desiertos
- Violeta como la noche
- Morir en Bolivia
- El ciego
- Reírse a carcajadas
- A un ginkgo amigo
- Tao y barro blanco
- Jericoacoara
- Veloso
- Ainda eu fica tristonho
- Perspectiva nómade
- Cada diciembre
- Chuletas de cara pálida
- Guiso de coyotes en su salsa
- Y yo brindo por vos...
- El hombre que vos soñaste
- Miel turca
- Luwenlin
- Viajes
- Artemisa
- Ciao Roma
- Blues de la luna borracha
- Dormite, muerte
- Pobre Ícaro muerto
- Cementerio Sur
- L.A. bajo el mar
- Volverse árbol
- Un blues por Carol
- La última canción
(desierto de wirikuta, 2002)
No vergüenza de ser feliz
sino contención de la felicidad,
hacer fuerza para adentro
para que no estalle
y guardarse todo, aunque salga un poco.
Eso es Europa, si quitamos Euskal Herria y el campo.
Todo se lanza al aire, se intefecunda,
madura, se pudre, renace
América es una selva virgen violada.
Las plantas más débiles crecen con gigantismo
y abajo no llega la luz.
El jaguar patrulla para el sol.
Una hormiga es aplastada por un dedo
deja una hoja, un viudo, una huérfana.
Un tucán observa, un condor calla
y no pasa.
Asia es la senda sabia de la humanidad
correteada por el comercio,
se mira con un ojo en la frente
y el placer se reúne con el amor.
Toda respuesta empieza con una sonrisa
en señal de respetabilidad
y como evidencia de opio en el cuerpo.
Se advierte una tribiu en cada pupila
el tesoro del planeta, África
cuatro veces más casa que el resto.
Quienes viajan en los camellos más modernos
les cobran alegría y les pagan sufrimiento.
Cada tribu es un tren que siente
Oceanía: un canguro
me importa un canguro.
La antártida: un pingüino…
y un buen lugar para los récords
de los termómetros y los noruegos.
El séptimo continente reúne placas tectónicas
Bandung de nómades y de aldeanos
Bai. Ure eta sue.
Nos juntamos como podemos.
(lagos del sur, 1995)
Bendito amanecer
violento y claro
violentado
por el viento seco
y por las secuencias rítmicas, agudas, invisibles
que emiten los violentos pájaros.
Desayuno una naranja
y el sol
casi del mismo color
le pinta el aura a las copas de los pinos santos
a los pájaros sagrados
a las mujeres madrugadoras
a los hombres sabios
a este magico planeta
hospitalario y al tiempo huraño,
a los matices de una cáscara rugosa
donde se funden los dorados
los naranjas
y los blancos
Se proyectan silencios
que van quebrando
(de modo paulatino)
sin director de orquesta
(al modo latino)
otros silencios falsos.
La luz encandila a la luna
delata a los insectos que vibraban en el aire
y contra los bordes sombríos de una roca
se frota el lomo, igual que un gato.
(lagos del sur, 1995)
De a poco la salamandra
convierte en ceniza a un maitén
de dura pulpa naranja.
Pienso en la historia de un gnomo
que al otro lado del nahuel
te embruja, y esto no es cuento.
Tiene, hasta donde conozco,
un nombre mágico y largo.
Hoy supe se llama humberto
vida (dos veces) volando.
Resulta que este sujeto
no tiene ni ochenta años
y finge ser de ochocientos.
Se dice evitó la muerte
de una vieja en un barranco
pero a cambio de aquel favor
este ser irreverente
silbó a la vieja su canto
y sin piedad, la enloqueció.
Ya obtuve del intendente
permiso para atraparlo.
(dedicado a truila y miltar, 1995)
Guiño de un niño gnomo
que es estrella en mi Belén
que me anuncia un agosto
fresco de manantiales.
Los dedos de los duendes
me señalan la carne
espantan a la muerte
y silencian los ruidos
ríendo con silencios.
Guiño de un gnomo herido
amigo de los magos
que encienden el incienso
la mirra y el sándalo
y de pronto ya no están.
(desierto de atacama, 1995)
Entre el marrón y el cielo
extraigo de mi alma
la miel de los desiertos.
Descubro en Atacama
un salitre, un espiral
un silencio violento
y el viento, en tu mirada
en la luna terrenal.
Guardianes del desierto
espantando a las aves
que hace siglos ya no están
cactos: dioses mortales
en una tarde inmortal.
¿Qué géiseres empapan
la sal de secos mares
o las piedras del lugar?
Es nuestra miel, al brotar
dorada como este sol.
(valle sagrado de los incas, 1995)
Árbol violeta
como la noche
ronca de estrellas,
ríos que se oyen
entre las hierbas.
Vidas intensas
en tu follaje.
Reina del valle
naturaleza.
Lejos del hombre
fluis contenta
diosa no muerta
ñusta del bosque.
Ollantaytambo
sin fortalezas:
cuánta realeza
seguís guardando.
(ruta potosí – cochabamba, 1995)
Si alguna fuerza extraña
nos impulsase a rodar
al pie de estas montañas
no estaría nada mal…
Morir con tanta magia
que es la pura energía
de la noche estrellada.
«Tanto mejor» —dirán
los diarios de mañana.
«Mejor por la poesía».
(selva del chapare, 1995)
«Que más intensamente
usted debería amar
cada fotón, la aurora
es lo que usted ignora
ignorando a su muerte».
Lo que me dijo el ciego
mas o menos eso fue
y en su extraño proceder
se ensimismó de nuevo.
Callado, cree percibir
un latir en las cosas
voces maravillosas
que ni deben existir.
(goa, 1994)
Cuantos juegos de palabras
nos inventamos los hombres
mucho explicar la vía láctea
y pasteurizar las ubres
en refugios de montaña.
Carcajadas en las cumbres
almanaques que se acaban
lugar donde el cielo se abre
fresco, púrpura y malva.
Risas que son como embragues
patadones en el alma
burla a los esquizofrenos
refugios… y a las palabras.
Vestida de malva cielo
la libertad, nos llama.
(bosque de la plata, 1994)
Antiguo monje
peregrinando como un árbol
en tu memoria
el Shakyamuni de la higuera
y Lao, y toda la historia.
Vas por el parque
emigrando, y son tus escudos
velas triásicas que ya soplaste.
Ginkgo bilova
de Iraola y Calle Uno.
Vacío también estoy
de ciruelas y de hermanos
de un solo tronco para crecer.
Los sabios en vos
heroicos del linaje de Bárbol
murmuran savia
y me río
como ante un dios.
(al flaco, iniciado del alba, 1994)
Caminemos un rato
sintiendo, sin mirarnos
entre duendes invisibles.
Veintitrés lunas ríeron
la noche en que naciste
y apagaron la alarma
dividiendo al siglo en dos.
Tenés tan clara la voz
y tan brillante el alma
que vas con barro blanco
iluminando al Tao.
Tres reinos, Spinetta
de Tao y barro blanco.
Tu tiempo de una linea
se transformó en mil vueltas
de mareas continuas.
Despertalos, tormenta
con música a los peces
sino llora una niña
y un hijo que no crece
nos llena de penumbras.
(nordeste brasileño, 1994)
Pintaban tres gruesos porros
a la hora del desayuno
y mientras charlábamos, el morro
iba llenándose de humo.
La mente sin previo aviso
tomó conciencia artesanal
y mi alma llegó al paraíso
en una lámpara de cristal.
Mi vieja lámpara blanca, negra
gris de tanto andar enferma.
Dale algo, Jeri, a mi vida
los colores de tus mediodías.
Quiero recuperar mi alma
flotar en un mar de lágrimas
ser una negra tormenta
en una blanca playa desierta.
Arena clara, duna tropical
la más hermosa del mundo
envuelta te estoy por llevar
en mi desierto noturno.
Voy a cruzarte en diagonal
continente sudamericano
al único amigo en la capital
hay que rescatarlo del mercado.
Camiones y trenes nos esperan
al costado de la carretera
trocar mangos en frutos silvestres
palmares en bosques agrestes.
Yendo al sur de Jericoacoara
igual que al norte del Sahara
el clima se vuelve templado
y vuelve el alma a su estado.
(bahía de todos los santos, 1994)
La poesía
te regalaron
muertos de risa
unos orixas
en Santo Amaro.
Mulato branco
caracol de mar:
vimos que voçé
que heredó del
viejo Dorival
sueños de Abaeté
y de la vida
la alegría
sencilla de ser…
Ilumina su
alma en portugués
y así cada ser
puede ver su luz.
Nuevos umbrales
ubres espirituales
caminos y sed.
(barra da lagoa, 1994)
Solamente aprendo a tocar la guitarra
para poder olvidarme de las palabras
y para ser mi dueño en esta tierra.
Renuncio a mi pasado, renuncio por ella
por la sabiduría, renuncio a ser poeta.
Fui patrullero en el mar de la muerte
caminante loco en el desierto hirviente
y mago en la hermandad de la nada.
Renuncio a mi pasado, toda la semana
renuncio a ser poeta, todas las mañanas.
Decime vos, mujer que te trago la tierra
vendiendo un día las joyas de mi suegra
para salir del Uruguay:
¿Cómo hago para confiar en un instante
después de toda una vida errante
no saborear más tripas en el viento
hacer siempre lo que quiera hacer el cuerpo
renunciar a ser poeta, por el conocimiento?
Decime vos, mujer que te traga la arena
beleza da ilha, garota de Ipanema
¿en qué escondite estás?
(buenos aires, 1994)
Va a llegar con los fremen, blanca
la mujer luna en su caravana
en una lluvia intensa de montaña.
Escribo y reparto hojas sueltas
a todos los que pasan por la puerta
y se van de la posada, alertas.
Si la ven por el camino caminar
diganlé que ya me fui de la ciudad
que voy tratando de aprender a jugar
y sólo sé buscarla con mochila
meterme orgulloso en las cantinas
oscuro agua mineral de tu vida.
Adiós vos, mujer sol rojo dorado
y cerrá por hoy esos ojos sabios
reina, muerte, mi amor más amargo.
Ignoro tus señales en el parque
te miro en silencio enamorándote
en el fondo del mar, en el arte.
Ando entre la cal con desapego
porque sé que muy pocos partiremos
a vivir nómades en el desierto.
En la radio un idioma extraño
algún miedo a la muerte en el diario
antiguos recortes en el armario.
No hay sistema, ni doctrina, nada
que exprese la vida sin mutilarla
no hay ideas, teorías, palabras…
Soy un viajero de la noche larga
perdido en la locura suburbana
entre gente responsable y blanda.
Voy descartando los pasatiempos
ríendo de la idiotez, y atento
respetando apenas el sentimiento
de buscarte soñando, mujer luna
desnudo el cuerpo, el alma desnuda
bebiendo el jugo de tu piel nocturna.
(buenos aires, 1993)
Maldita Santa María
que me estabas empezando a gustar
pero me seducen más, todavía
los rincones de la soledad
los caminos, vientos, y vías
que me alejan
de las fuerzas del espiral.
Maldita melancolía
que me venías haciendo dudar
con tu parloteo sin perspectiva
y tu triste falta de crueldad
pero siempre vuelve la vida
que me aleja
de las fuerzas del espiral.
Maldito mediodía
que me llegaste a encandilar
y me ofreciste una avenida
sin ninguna salida al mar
poblado de velas nocturnas
que me alejan
de las fuerzas del espiral.
Maldita geometría
que me enseñaste a calcular
cuánto costaba y no cuánto valía
ser extranjero en esta ciudad
y héroe en cada mitología
que me aleja
de las fuerzas del espiral.
(base del cerro piltriquitrón, 1993)
A mis hermanos devuelvo el saludo
al otro lado de la montaña
y alcanzo a ver las señales de humo
que emiten los apaches mientras giran
la tapa de la plancha donde se asan
unas chuletas de cara pálida
elaboradas hoy con los pedazos
del prestigioso doctor Yves Perrault
autor del muy reconocido ensayo
«el buen dormir y el buen comer natural».
Y por medio del humo nos confirman
que las huellas dactilares son nomás
la dirección del viento cuando nacés
y no la posibilidad de cargar
con un prontuario abierto en la veintitrés
que no van a asar a Nacha Guevara
porque el plástico quemado huele mal
que no es que lo bueno no valga nada
sino sólo que no se retribuye
que hay una estampida de búfalos que
pide venganza al viento mientras huye
y el viento esparce el humo en mi cabaña
y yo sonrío, y pienso en mis hermanos
al otro lado de la montaña.
(río arrayanes, 1993)
Mujer
¿qué me hiciste esta noche de comer?
¿guiso de coyotes en su salsa?
¿selva turquesa con aceite de oliva?
¿o preferís que te saque de casa?
Mi amor
¿qué darán hoy por la televisión?
¿modas para exhibir la saliva?
¿el capítulo cien de la novela?
¿o vamos hasta el cine de la esquina?
A ver…
¿no se nos ocurre nada para hacer?
¿mostrarme tus fotos de la escuela?
si te acordás como eran, podemos hablar
sobre los tiempos de la primavera.
Me voy
si venís conmigo, te propongo algo mejor:
un desierto, un cuchillo en un vals
sexo en una posada del camino
unos buenos tragos, de agua de mar.
(sierra de la ventana, 1993)
No era tu boca
sino tus palabras
y no tus palabras
sino lo que hiciste
no eran tus ojos
sino tu mirada
no era mentira
sino que te fuiste
y yo brindo por vos…
y yo brindo por vos…
Estrellas de fuego
a cielo abierto
la calle es mi mesa
y el tren mi cama
fuego de estrellas
a fuego lento
el sol es mi abrigo
borgoña mi dama
y yo brindo por vos…
y yo brindo por vos…
Si alguna que otra vez
hay niebla en mis ojos
es porque tranquilo
estoy fumándome…
y si otras me siento
un poquitín solo
solamente estoy
emborrachándome
y yo brindo por vos…
y yo brindo por vos…
Porque decidimos
por fin separarnos
con cuatro inviernos
ya fue mucho tiempo
los dos nos cansamos
de tanto esperarnos
estrellas de fuego
espías del viento:
yo brindo porque estén
siempre con vos.
(villa gesell, 1993)
Yo tendría que haber sido un bohemio
perdido borracho, el peor del pueblo
jugarme la vida en cada nueva apuesta
tener asistencia perfecta a las fiestas
o también ser un gran señor, un pionero
o un Siddharta, ayudante de barquero.
¿Cómo toma un camino, un caminante?
¿Cómo elige uno solo, a cada instante?
Quizás con éstas, las opciones que me dan
no sea guerrero, cazador ni chamán.
Todos los misterios me empiezan con eme
mitología, magia, mujer, y muerte…
Tendría que vivir sin tantos contrastes
y ser entero, el hombre que vos soñaste
y a cambio de eso ya no ser palestino
ni paracaidista, fakir, libertino
biólogo, lobo de mar, terrateniente
ni jamás actor del porno show caliente.
¿Pero qué pasa con los que no se eligen?
Los otros nosotros, ¿adónde se dirigen?
mientras siento lo anarco de mi destino
y vivo a lo nómade, a lo beduino
mientras mi religión se vuelve pagana
y escribo canciones, en vez de cantarlas.
(hampstead heath, 1992)
Con la sangre viciada de azúcar marrón
cantaste en el marquee de Londres a los Rolling Stones
y me corto por poder tocarte las venas
vos sos un héroe de la revolución
y yo sigo siempre olvidándote, nena
si la miel me deja correr
fuera de tu piel.
Importantes noticias anuncia la prensa:
«pusiste nuevas bombas de subversión irlandesa»
y me decís con aire de alucinada
que nunca viste una niebla tan densa
y que la distancia es mi elixir sagrado
si la miel me deja correr
fuera de tu piel.
Por ejemplo cortás un higo por la mitad
le comés algunas semillas y otras se las dejás
pero es más dulce que todo el desierto
es el único precio al que satánás
me quiere cambiar el espacio y el tiempo
si la miel me deja correr
fuera de tu piel.
Llegaron volando miles de escarabajos
nacidos de las cenizas de celtas paganos
para anunciarme de tu nueva despedida
antes de que vuelva a clavarte los brazos
y vengan mejores tiempos, mi vida
si la miel me deja correr
fuera de tu piel.
(confines de la tierra media, 1992)
En el Puerto de los Cisnes
incendiaron cada barco
nadie en la posada de Bree
habla del oscuro Trancos
no quedó nadie vivo
en la ciudad de Rivendel
y ya hace tiempo que se fue
Gala del dorado Lorién.
Númenor bajo las aguas
Valinor no tiene dueño
y se perdió un peregrino
llevándose los sueños
y el tabaco para pipa
los acentos extranjeros
noticias de La Comarca
se llevó campos enteros.
Levantaron en Utumno
un infierno hecho de hierro
y le siguió Dol Guldur
en el sur del Bosque Negro
el poderío de Mordor
al mando de un sirviente
hechizó a toda Europa,
ya esclavizó el Occidente.
Los ents se arborizaron
y los elfos ya no están
ya no están los enanos
ni los jinetes de Rohán
ningún águila vigila
a Gondolin, la escondida
y en las naves de Cirdan
me exigen dos despedidas.
El expreso de Marrakesh
los encantadores de serpientes
y todos los que nos vieron
saben lo que se siente.
buscame por lejanos países
en una lluvia de verano
que en los Puertos Grises
vamos a encontrarnos.
(yendo a praga, 1992)
Te acordás que nos sentábamos en la vereda
para ver todo el tiempo pasar los coches
porque nunca teníamos nada más que hacer.
Recién ahora que lo miro un poco desde afuera
me doy cuenta que buenas eran esas noches
aunque no haya nadie que nos pueda volver
a meter en las terrazas del barrio de Flores
ni darle sentido a no pensar en nada
ni a oírte cantar en voz baja a los Clash
ni devolverle a tu amarga nariz los olores
ni a contarme tus futuros viajes a Praga
y yo a soñar los míos en alfombras de hash.
Qué fuerte ver cómo nos cambia este tiempo puto
y cómo nos mimetizamos entre los dos
si yo me subí a un tren y no a un bar
y vos te mandaste tu ruta por un canuto
tan lejos, que ya no sé cómo entrar en vos
ni cómo hacerte reír, por no verte llorar.
(oia, santorini, 1992)
Mitológicamente
espero correr con el agua
entre las piedras de la diosa
de la danza, música, gatos
del fuego, frío, los bosques
la luna con cuerpo de mujer
antropomorfismos necesarios
como actos de la fe pagana
vestiscas de aquel continente
símbolo de lo primitivo:
la cruz atea de los tiempos
los ojos grises chimeneas
y los miércoles por la tarde
reciclamos nuestra basura
si ser unos con el paisaje
que fluye leche y vino tinto
y pobre, se nos muere de hambre
en la ciudad del ruido que es
un mounstro de cien mil cabezas
de imágenes cosmopolitas
blancos panales de concreto
doy a cambio por mi armonía
por tu vientre dulce de dolor
y no por las melancolías
tristes, con voces de vírgenes
en viejos cuerpos decrépitos
sin conjugaciones presentes
de los verbos, ni los orgasmos.
(stazione termini, 1992)
1
«buenas nuevas» grita el mensajero
y te envuelve en un encanto
en un hechizo de destino
que te aleja de lo amado.
Te impregnan de luces fuertes
los trapos del Vaticano
y marchás a mil batallas
contra los años dorados
contra nuestros sueños rotos
contra los demonios blancos
que te trajo el mensajero
de los tiempos sin pasado.
Y te escudás en las sombras
caminos ciegos helados
en los besos de las rocas
del desierto, de los pantanos.
Y vencés a las sirenas
te enterrás con los cruzados
y muriendo de soledad
nos dejás un tiempo blando.
2
Ahora se llena de cuervos
el milenario cielo romano
y a los comandos de jardineros
se los comen de segundo plato.
Se organiza una fiesta profana
sin consentimiento de Juan Pablo
que en su burocrática catedral
el agua bendita le envenenaron.
Y se monta un valiente operativo
para rescatar a cada gato
que imantado en el Coliseo
se resite a abandonarlo.
Al padre Serafín le traduje
en las Catacumbas al italiano
que a veces adentro, en mi mente
festejan los dioses paganos.
3
Mientras rapiño en tu tumba
«las luces que ves en la oscuridad
con un foco las encandilás»
—dice en un susurro un sabio.
(nomadistan, 1992)
Por esta noche yo invito a beber
si me dejás que te cuente mi blues
ya sabés iba yo por Florencia
buscando algún camino
hacia los dioses de Grecia.
Resulta que empezaba a oscurecer
y al cielo tuerto de Polifemo
un héroe negro de tanto vino
le mojaba los labios
de hembras y de racimos.
Una luna que llegó de Montreal
andaba flotando por el Arno
pero nadie tuerce mi camino
mi hígado blusero
deja al David de testigo.
Y termina como luna que va
con cuatro o más botellas encima
levantando vuelo, ella sueña
que está adentro de un lago
que le salpican estrellas.
Por esta noche yo invito a beber
si me dejás que te cuente mi blues
ya sabés iba yo por Florencia
buscando algún camino
a los dioses de Grecia.
(la plata, 1992)
Cualquier cosa como un adorno
no vale nada entre mis escombros
que se alzan más altos que pisos
y torres bíblicas y mil castillos.
Sólo veo en los jardines selvas
mares amaneciéndose, puertas
huracanes con soplos de magos
y fresnos dulces, escandinavos.
Mundito lampiño, no creado
con las erosiones ya empezamos
y en el cielo está trabajando
la diosa con mi alma y mis manos.
Salgan de esos cuerpos limitados
salgan de adentro, donen su barro
para crear un mundo soñado
que se hace encima, y está inundado.
Soy para decomputarizarte
estallar en petardos y amarte
como en los romances secretos
nevada estás, verde de abetos.
Como desnuda entre los narvales
me seducen tus pasos fluviales
yendo por las venas de la tierra
crecés sin miedo, como una hiedra.
Dormís a la muerte cada segundo
con la voz de un duende nocturno
y la matás como mata Erato
por cada verso, un asesinato
y en un cementerio de elefantes
los detalles me rebotan, soy arte
cuerdas deseosas de campamento
la tierra de los vivos, y los muertos.
(buenos aires, 1991)
Le pegué un tiro a Jim Morrison
y cavé la tumba del Buko
y lo ahorqué a Eleuterio Sánchez
porque el sol…
ya derritió mis alas.
Si pudieses vengarte
¿a quiénes les quemarías las plumas?
Ya tiré a la mierda la tele
prendida en todos los canales
ese menú de misas del capitalismo
porque el sol…
ya me derritió las alas.
Si pudieses amar
¿dejarías que otro imponga su estilo?
Escupí en el sueño de muchas
y patié los grandes huevos del Che
y borré cualquier otra huella
porque el sol…
ya me derritió las alas.
Si pudieses volver
¿seguirías los revoloteos de tu padre?
Apuñalé a Tom Waits en un bar
vestí a Hemingway con corpiño
y salí a la calle sin héroes
porque el sol…
ya me derritió las alas.
Y están granizando
piedras de hielo en tu propio vuelo.
Pobre Ícaro muerto.
(buenos aires, 1991)
Otro domingo a medianoche
en el Cementerio Sur.
«Pompeya 6 Retiro»
—nos indica el micro azul.
parece un puerto gris sin elfos
en silencio y soledad,
y tu voz ya no está…
y tu voz ya no está…
como una música maldita
el viento aúlla en la ciudad.
No hay explotantes ni explotados
en el Cementerio Sur,
acá todos llegaron
muertos en un ataúd.
Pudren los cuerpos los gusanos
amos de la oscuridad,
y tu voz ya no está…
y tu voz ya no está…
Cada tanto la lluvia limpia
el aire de la superioridad.
Es como una visita eterna
por el Cementerio Sur.
los cadáveres ya son
vagas sombras de una cruz.
viejas fantasías fantasmas
me dan ganas de volver
aunque tu voz ya no esté…
y ya lo ves…
a veces, creo, huelo algo
pero estoy muerto otra vez.
(lagos del sur, 1991)
Ya llegué a los ángeles
solitario a mis ángeles
también a mis cicatrices
al sur, al oeste, al sur
y un poquito más al sur
soplando siempre mi blues.
ya llegué a los ángeles
agotado, sulfurado
en el tiempo de descanso
y ahora estoy preparado:
un guiño de los ayeres
un pedazo de veratrum
martillazos de un bigote
alemán, aristocrático.
dios, el diablo y la mujer
Abraxas, Artemis, Baco
todas las leyendas, creo
que estaban en tus manos.
no vueles más. ¡tierra firme!
el secreto es bien abajo
sirenas, lágrimas, mares
ojos negros trasnochados
olores de la gran ciudad
y cielos domesticados.
¿sos libre, metafísico?
No, tu cielo está domado.
Bajá ya mismo a la tierra
arrojate en el barranco
empapate de agua fría
llegá hasta el fondo del lago
y no te olvides de subir
para contarnos, para tentarnos.
(mina clavero, 1991)
Con cuánta hermosura
talamos las acacias
machacamos las uvas
sin pensar en dar gracias,
aplastamos arañas
nosotros, grandes reyes
que molemos las cañas
las bestias, que a los bueyes
ya los esclavizamos
y a los pollos, encima
antes los estafamos.
Construimos encima
de bosques y de prados
saqueamos en la luna
pero ojo, si damos
les damos la basura
porque enteros, los cuerpos
tenemos reservados.
¡¡Qué no toquen mis muertos
siquiera los gusanos!!
las lágrimas, que queden
en el chal de la tía
para no ofrecer muerte
y ayudar a la sequía…
Qué ridículos los ents
regalando su sombra
al calor de cada ser
palco a las alondras
aire puro a la tierra
que aún contaminamos
con industrias y guerras
nosotros, los humanos.
(buenos aires, 1990)
Algo de alcohol barato y ya te dejo ir.
Ojo, que el camino se hace tenebroso
acercándose allá, a la encrucijada.
En la cantina nuca se enteran de nada.
En esta noche lluviosa te cuento, Caro
sé que anda Johnson zapando, y el diablo
le recuerda los pactos de la antigüedad
arrancándole sonidos a la oscuridad.
Ritmo y blues, allá en la encrucijada. Lucifer
afina su Fender, y bajo la luna
contentos y mojados los oigo tocar
y los chacales locos no paran de aullar.
El viejo negro no cantaba, recitaba:
«blues embarrado es el llanto del alma».
Con armónica leyendas, historias de otros
pero hoy sólo quiero hablarte de nosotros.
Esas noches en que lográs estremecerme
y en que me viene pegando bien el alcohol
sólo tengo ganas de hacerte el amor.
Si no da, al menos, de desayunar con vos.
Dejame un atado de negros en la mesa
una cerveza, y en la bandeja otro blues.
Sabes que podés hacerme feliz así
y muy feliz, si encima estás aquí.
Cuando veas que el sol embruja los barcos
no te vayas, porque está por quemarlos.
(nomadistán, 1990)
Me gusta ver
las crecidas
tormentas
fogatas
volcanes en lava
sacudiéndose.
Me gusta oír
los lobos aullando
a la luna
y de noche
los árboles
moviéndose.
Me gusta ver
al cielo brillando
furioso
violeta
a más no poder
me gustaría verlo
al mundo
abierto
y los hombres saltando
gustosos
en él.
Hay mujeres bailando
y un viejo pintando
con sangre
los mundos
que están dentro de él
Me gusta creer
que allá en los lagos
nada es
palabra santa
ni como dicen que es.
Supe por una pequeña mujer
con ojos del mar
de un oscuro verde
que algunos son revolucionarios
y los otros hacen
lo que pueden
Por una vez
quisiera ser
parte de una borracha
galaxia
en rebelión.
y mientras algunos escapan
y otros
se entregan
nosotros cantamos
la última canción.