2- Sobre los misterios de la economía y el amor

   

-diálogos con Giordano Bruno-universum

 

PAZ: Buenas noches... antes que nada, ¿de que tratará este libro que me estás sugiriendo que escriba?

BRUNO: Si te parece bien, será una actualización del paganismo iniciático a través de la irrupción de mensajes canalizados. Se llamará “Sobre los Misterios Galácticos”.

PAZ: ¡¡“Sobre Los Misterios Galácticos”!! ¿Por qué un título tan rimbombante?

BRUNO: Bueno, en principio es un homenaje a Jámblico, un neoplatónico de quien ya hablaremos. Por otro lado, es preciso que vayas asumiendo que todo el Universo comprendido entre los confines del Sistema Solar y el resto de las decenas de miles de galaxias conocidas, no son más que una representación del “misterio”. O sea, del reflejo del material que hay en tu inconsciente, que cada vez se va volviendo más y más consciente. Esto es lo que significan tanto los misterios griegos, egipcios, mayas o galácticos.

PAZ: En la antigüedad, según tengo entendido, los procesos de iniciación a estos misterios eran arduos y duraban muchísimos años. ¿Cómo se inicia uno en estos modernos misterios galácticos?

BRUNO: La iniciación es sólo comprender, en carne propia, en espíritu propio, que la única alquimia que vale la pena es la interior, que el elixir de la inmortalidad es hacer contacto con el “testigo”, ya que éste es el que nunca va a morir. Puede suceder en cien vidas o en un solo instante, en medio de una cofradía de magos o en tu propia casa, frente al hogar, fumando tu pipa. Eso sólo depende de la inclinación del adepto, ya que el único elemento indispensable es el amor infinito a Dios.

PAZ: Desde una mirada escéptica, lo que ocurre con el místico es una desviación del amor puesto en otro sujeto, proceso a todas luces sano y natural, al amor puesto en un ideal. Julia Kristeva, por ejemplo, asocia el amor al Uno, del también neoplatónico Plotino, con el narcisismo. O sea que la experiencia mística, siempre desde este punto de vista, sólo tiene realidad en la mente y es tan patológica como cualquier otra desviación desde el objeto, entendido como otro sujeto, hacia una imagen. ¿Qué podés decir al respecto?

BRUNO:  Para la experiencia mística, en el “ideal” platónico el amor no está enfocado en una imagen sino en un tipo de realidad que contiene tanto al mundo de las imágenes como al de los objetos, incluida la persona que más amamos. Esta tensión que me presentas entre escepticismo y misticismo sólo pone en evidencia el contraste entre la energía de la mente, tridimensional, y la energía espiritual, que se abre al tomar contacto con la cuarta dimensión y progresa hasta el infinito. El amor hacia Dios que profesa el iniciado es el último reflejo en el mundo de la materia de esta intuición que vive en su interior.

PAZ: ¿Dios y el Universo son una y la misma cosa?

BRUNO: Ambos son la totalidad conociéndose y siendo conocida por sí misma.

PAZ: ¿Entonces porque llamarlas siquiera de formas diferentes?

BRUNO: La dualidad es un estado de la mente, por eso uno comienza conociéndose en profundidad en su propio cielo y en su propio infierno. Por el contrario, en el estado donde prima la energía espiritual, la dualidad es, a lo sumo, una forma cortés de hablar, de nombrar las cosas, que en definitiva sólo tienen lugar y nombre por ser manifestaciones de lo no manifestado. La dualidad, para el escéptico de tu ejemplo anterior, es entre el misticismo y la realidad, a la que nombran como única, igualando el misticismo a la locura. Para el místico, el escepticismo es una forma de locura en tanto fijación con alguna de las múltiples formas de experimentar la realidad.

PAZ: Lo curioso, en este caso, es que sea una realidad común a casi todas las personas que viven en este planeta.

BRUNO: Eso es sólo así porque la mayoría de las personas aún se encuentran en una tensión entre la cuarta y la segunda dimensión, entre el mundo de la presencia espiritual y el de la fascinación por la imagen plana. Esta tensión se llama tercera dimensión, está superpoblada como una suerte de cine internacional proyectado por los medios de comunicación, y allí no hay fuerza más poderosa que el deseo.

PAZ: ¿Qué ocurre entonces con el deseo en la cuarta dimensión?

BRUNO: El verdadero pasaje de la tercera dimensión a las siguientes, más que el amor al Uno como acabo de decir, es la espiritualización del deseo. Aquí, el nuevo producto ya no se llama deseo, sino amor. En realidad, no se cambia el amor a otro humano por el amor a Dios, sino que en el otro ser humano se ama a Dios.

PAZ: ¿Cómo diferenciar el amor y el deseo? Y en todo caso, ¿para qué tendríamos que hacerlo? Por ejemplo: cuando hago el amor con mi compañera siento claramente ambas cosas, de hecho considero que vienen mezcladas, y la verdad es no estoy demasiado interesado en ponerme a trazar, justo en esos momentos, una línea divisoria.

BRUNO: Sin embargo es cuando más crees estar amando que es preciso entenderla. La diferencia es que el amor no es algo que se gasta de usarlo. No es como el petróleo. Es como el sol. Si está, está... y si no, será que igualmente está y no lo sentimos, que sus rayos no nos alcanzan y que otra vez tenemos que salir de la caverna. Así, no es algo que se agote. Tampoco nadie le puede subir el precio ni hacer un boicot con él. Es importante entonces diferenciar ambos elementos porque se ha vuelto urgente que con la tan necesaria renovación del suministro energético de vuestro planeta, se renueven también vuestras metáforas. Volviendo al amor, de donde en realidad nunca hemos salido, a diferencia del deseo que se esfuma más rápido de lo que vino, el amor sólo puede ser compartido, eróticamente o no, pero siempre de la misma forma en que se comparte una tarde de sol.

PAZ: Me resulta curioso, ¿por qué un filósofo renacentista aparece de pronto y en vez de hablar de astronomía y mnemotécnica, que son sus fuertes, se pone a hablar del amor, del deseo, y del fin de la era del petróleo?

BRUNO: Porque la elevación del deseo, su espiritualización, junto a la desmonetarización de la economía, son los dos grandes procesos que atraviesa hoy la humanidad. Nadie sabe como amar ni como arreglárselas económicamente sin sacrificar su vida a ello. No digo que no haya quienes sí lo logren satisfactoriamente, pero es preciso afirmar que se trata sólo de unos pocos casos aislados. El principal obstáculo para esto es la compulsión, que conduce al exceso de excitación y consumo.

PAZ: De hecho, el mayor de los consumos está orientado a la excitación: mujeres desnudas para vender automóviles o cremas de enjuague, la palabra “sexo” como la más buscada en Internet, tapas de revistas o parejas que cambian a la velocidad en que se cambia de marca de detergente son ejemplos de ello.

BRUNO: Exacto, y la contrapartida de esto son las confesiones religiosas tradicionales que, al reprimir, también estimulan la excitación. Luego, a la hora de brindar y recibir amor físico auténtico a través del acto natural de hacer el amor, la excitación ya ha dado mil pasos en falso y se siente insegura. Como decía: la industrialización del deseo es uno de los dos puntos claves que se han que abordar para entender como ha ido el planeta desde que me fui de él. El otro punto es el de la economía doméstica, que ha sido y continúa siendo saqueada por las empresas, afectando con ello también a la intimidad de hombres y mujeres. Si hasta ahora la economía neoclásica ha enseñado que la empresa y la familia se retroalimentan para beneficio de ambas, ofreciendo en un caso productos y en otro empleados; es preciso decir que la empresa como institución fuera del hogar sólo puede aparecer en este esquema luego de haber saqueado los recursos naturales a las familias campesinas y tribus aboriginales de todo el globo.

PAZ: ¿Cómo salen la empresa y el deseo del hogar? ¿Es sólo una consecuencia de la revolución industrial o ya existían gérmenes de esto en tu época?

BRUNO: La primera y última de las empresas fuera del hogar es la de la guerra. Comienza con los señores feudales que se apropian de los recursos producidos por los campesinos y se extiende hasta vuestros días con la misma exacción y el mismo pago: garantías de seguridad. En todos los casos, la seguridad se hace necesaria a causa de la existencia de otros grupos de señores feudales o de comandancias en jefe de estados nacionales adversarios. En el medio de este recorrido histórico circular, aparece un factor novedoso: la industria. Ésta es quien permite que todos estos campesinos que hasta entonces trabajan y labran la tierra para sí mismos y para sus señores, sean reemplazados por ovejas. La revolución industrial se basó en el traslado de hombres del campo a la ciudad. Desde entonces, en el campo habría seres de cuatro patas que darían lana y en la ciudad seres de dos patas que la hilarían. Este sería el tributo que la industria le cobraría, desde mis tiempos como filósofo itinerante, a la naturaleza y a la familia con un estilo de vida previamente comunitario. El hombre y la mujer son separados de la tierra y de los hogares. Finalmente, son separados entre sí, ya que deben cumplir largas jornadas de trabajo sí es que quieren lograr la reproducción de su economía doméstica.

PAZ: Entonces, tenemos que el ser humano actual, más o menos inmerso en el sistema capitalista, ha perdido la sabiduría para tener relaciones sexuales satisfactorias y reproducir su economía doméstica en forma integrada a la naturaleza, con mayor o menor esfuerzo debido al clima y otros factores, pero en todos los casos dentro de contextos lúdicos y ceremoniales que le daban sentido a cada una de las actividades en pos del bienestar material. ¿Cómo se sale de esta trampa?

BRUNO: El principal reservorio de energía con el que contáis para desenredar los hilos de la realidad impuesta como tercera dimensión es el ocio, por eso es que los poderes establecidos se dirigen desde el comienzo de su existencia a reducir drásticamente los periodos de ocio de aquellos a los que desean subordinar. Este no le es devuelto al hombre y a la mujer hasta periodos muy recientes, a través de la desocupación o la jubilación, pero para entonces el ocio ya ha sido también previamente colonizado. Ya no es un ocio para ser utilizado creativamente sino para invertir en él los sobrantes del sueldo que se os otorga por participar en el proceso productivo industrial o distributivo comercial.

PAZ: Repito la pregunta, ¿cómo salimos entonces de la gran telaraña material de la tercera dimensión?

BRUNO: El comienzo de la transformación que la humanidad está palpitando surge con un aprovechamiento correcto de lo que podemos llamar “ocio mínimo disponible”, y esto está siempre vinculado al despertar y la expansión de la propia creatividad, que puede implicar o no una práctica artística pero que necesariamente conduce a la creatividad aplicada a la propia forma de vida. Eventualmente, tal creatividad conduce también al descubrimiento de que es posible, momento a momento, crear sin intermediarios tridimensionales la propia realidad.

PAZ: ¿Por qué no lo hacemos? ¿Qué fuerza nos detiene?

BRUNO: El principal impedimento para el logro de la participación responsable en el plan creativo divino es la deshonestidad en general, y en particular la deshonestidad sexual.

PAZ: Perdón, Giordano, pero no entiendo la relación entre ambos factores.

BRUNO: Te lo explicaré. Ya que toda la energía que hay en el universo es energía sexual más o menos refinada, una utilización retorcida de ésta impide u obstaculiza el direccionamiento correcto de la energía en todas las áreas de la vida. Es deshonesta toda utilización de la energía sexual que no esté sustentada en el amor. Por el contrario, la relación sexual entre dos que se aman es el mayor logro posible para la participación humana en la creatividad divina, al punto que de tal acto a menudo se crean hijos amados, lo que desde un punto de vista cósmico son sectores aún inexplorados de la divinidad. Así, el amor sexual es tanto el mayor logro creativo como la mejor forma de aprovechar el tiempo de ocio.

PAZ: No obstante, lo que se ve es que este anhelo humano, o más bien divino, está siendo corrompido y explotado por los poderes actuales para mantener un orden social a todas luces ilegal, ya que viola las leyes más básicas de la naturaleza humana.

BRUNO: Está bien, pero no nos quedemos en criticar y criticar. Para revertir tal situación, entonces, hay que quitarle todo el tiempo de ocio posible a la sociedad de consumo y devolverlo a la meditación, a la vida comunitaria y a las relaciones sexuales sanas. Ninguna de las tres es posible durante mucho tiempo sin la asistencia de las otras dos. Esta tríada, poco a poco, se irá erigiendo como el centro de vuestras vidas. Si vuestro actual tiempo de ocio es limitado, lo ideal es comenzar con la meditación. Ya que las iglesias y la publicidad han colonizado y acondicionado vuestras mentes para que la pérdida de la armonía doméstica fuera posible, es preciso decir que la meditación es el trabajo previo de limpieza del disco rígido de la mente, al tiempo que el curso básico para su mantenimiento. Sin la meditación es casi imposible no caer, tarde o temprano, en las compulsiones de la utilización no amorosa de la energía sexual o del dinero a costa de todo. Puede que las mujeres lo logren, ya que ellas sólo recientemente han comenzado a participar de toda esta tontería, pero en los hombres es prácticamente imposible.

PAZ: Se ha sabido muy poco de tu vida amorosa, viejo hereje. Pensé que este territorio no era de tu incumbencia.

BRUNO: La última vez que estuve en la Tierra he llevado una vida itinerante y desordenada, con la Inquisición pisándome a cada rato los talones. He tenido, gracias a esto, la suerte de conocer a muchas mujeres y de vivir intensas historias de amor con ellas. También he convivido con muchas otras parejas que me dieron asilo en los momentos de mayor peligro; y he descubierto que si los hombres hasta ahora han estado explotando a las mujeres y estas se han estado burlando de ellos, es preciso que surja un nuevo compañerismo que entienda al sexo como una práctica espiritual, en el sentido de que os mostréis como realmente sois en la cama y en la vida en general. Sin espiritualidad, los hombres han sometido a las mujeres al verse ellos mismos sometidos por la civilización feudal, y ahora deberíamos agregar que también por la civilización industrial. Donde las mujeres ofrecían amor, los hombres han estado extrayendo orgasmos, al punto que ahora también las mujeres han querido tener sus orgasmos y todos se han estado olvidando del acto creativo, natural, espontáneo y sin expectativas de dos haciendo el amor. Para revertir esta situación es preciso que los recursos sean devueltos ya a las administraciones comunitarias y que los hombres comprendan que sólo serán restituidos en su propia valía si sus compañeras se sienten amadas por ellos. Las mujeres, por su parte, deben dar la oportunidad a que esto suceda, igual que la Tierra os está dando una oportunidad para que os deshagáis de todo lo que tiende a abusar de la naturaleza y seáis, como especie, capaces de intercambiar con ella vuestras energías más sutiles. Toda vuestra infelicidad proviene de haber abusado durante siglos de la mujer y de la Tierra, que también es mujer. Y sólo cuando todo vuelva a ser como debe ser, habréis ganado la experiencia de vuestros errores, y el futuro se abrirá como un horizonte sin nubes o las colas majestuosas de los pavos reales.

PAZ: ¿Podrías, por favor, contarme un poco más del papel que cumple la práctica de la meditación en este esquema “revolucionario”?

BRUNO: La revolución, tal como habitualmente la entendíais, no podrá hacerse efectiva, ya que no contáis con la emisión de moneda, la posesión de las armas atómicas ni el control de las mentes, industrias del karma de las que, por otra parte, no es conveniente tener ni el más mínimo interés en adueñarse. Pero, al no aceptar ser absorbidos por la fascinación del mundo externo, podéis descubrir que ya contáis con la capacidad de sumergiros en la quietud y el silencio de vuestro interior, donde en forma gratuita podéis acceder al arma más terrible contra el sistema: el control remoto que apaga el artefacto que proyecta la ficción de que alguien puede todavía haceros algo que vosotros no queréis que os hagan.

PAZ: Es raro, pero por un lado hacés una especie de análisis histórico, cuya consecuencia es un sistema que nos enajena y nos hace olvidarnos de como amar a Dios y de como amar sexualmente. Por el otro, decís que nadie puede hacernos nada que no queremos...

BRUNO: Es que la tercera dimensión, vista desde allí mismo, tiene orígenes históricos y prehistóricos. Allí surge primero la materia, la roca pelada de musgo y el océano vacío de crustáceos, y las estrellas son grandes bolas de fuego sin amor ni inteligencia. Miles de millones de años después surge la vida y, como una consecuencia remota de todo esto, en una especie aislada de un planeta aislado, muchos millones de años después, surge la conciencia. En la cuarta dimensión y más allá de ella, por el contrario, la conciencia antecede en eones de atemporalidad a cualquier manifestación de vida y materia, creándolas y recreándolas a cada instante presente, que es lo único que existe más allá de vuestra emanación actual de Dios.

PAZ. Y entonces... vos que venís de la quinta dimensión, ¿por qué no te expresás en términos exclusivamente pentadimensionales, y le dejamos a Darwin, o a Marx, los análisis tridimensionales?

BRUNO: Porque es importante dar cuenta de la dificultad que representa cambiar la mirada exterior en otra interior, acto magnífico para el que es necesario derribar la barrera de toda una existencia de seres condicionados. Y en estos condicionamientos mucho tienen que ver aquellos que quieren bloquear las ventanas de entrada a lo que existe más allá de donde ellos mismos son los dominadores. Pero debéis hacer el esfuerzo de empezar a descubrir en carne propia, en espíritu propio, que todo el universo es resultado de vuestra meditación, por decirlo de algún modo.

PAZ: ¿Qué entendés por meditación? Yo me senté a meditar unas cuantas veces y, cuando por fin me he parado, seguía en el mismo universo que antes.

BRUNO: Meditación es el flujo de pensamientos, sensaciones, sentimientos, emociones y deseos que os atraviesan. Esta sucesión de elementos sin materialidad es, en última instancia, la creadora de la realidad física que os circunda. Sentarse a meditar es sólo ir haciéndose conciente de esta sucesión. Y en realidad, son tantos los pensamientos que se amontonan en vuestras mentes, que así igual se amontonan en vuestras vidas para manifestarse a sí mismos. Tal es el origen de que en cada existencia pasen tantas cosas, algunas esperadas -ya que fueron creadas conscientemente-, y otras completamente inesperadas.

PAZ: Sin embargo, mucha gente tiene la percepción de que en su vida realmente nunca pasa nada nuevo.

BRUNO: Es que algunos, hace mucho tiempo que piensan lo mismo. Entonces, esto se manifiesta una y otra vez. No obstante, cuando la meditación se vuelve consciente, volviendo una y otra vez a la respiración o a la postura de loto u otra similar, el proceso de creación de la realidad empieza a ser reconocido en la materialización de eventos, conexiones, deseos, temores cumplidos y, sobre todo sincronicidades de todo tipo. En la medida en que se pierden todos los puentes entre deseo y manifestación, la creación del mundo permanece inconsciente y hay un extrañamiento absoluto frente al origen de la vida cotidiana y, más aún, frente a los grandes eventos sociales o del orden galáctico, que son resultado de la meditación inconsciente colectiva de toda la humanidad.

PAZ. ¿Podrías describir este proceso de un modo un poco más esquemático?

BRUNO. Si, ¿por qué no? Lo que ocurre es que primero os socializáis y allí aprendéis que sois actores de la realidad. Luego despertáis a vuestra naturaleza divina y descubrís que en realidad sois directores, y que todo afuera no es más que la representación de vuestro pensamiento y vuestras emociones. Finalmente, como Charles Chaplin o Woody Allen, os convertís en una de esas raras especies de directores que deciden actuar en sus propias películas. Queréis ser al mismo tiempo soñador y soñado, ocupando un lugar de percepción privilegiada en el mundo que creáis. Por la magnitud de este descubrimiento y su posterior desarrollo en la práctica cotidiana, quizás no haya momento más emocionante en cada vida que la entrada en contacto con uno mismo en planos dimensionales más sutiles, ya que, al reconocer esta comunicación, es posible para cualquiera de vosotros desencadenar desde aquí, desde la quinta dimensión, los acontecimientos que se materializan allí, en la tercera. Quien se introduce en la meditación, poco a poco va comprendiendo que una guerra se libra en el campo de batalla que uno mismo es. Por un lado, la realidad externa en la que uno ha vivido, pretende imponer sus reglas desde el momento que accedéis a la educación formal, y últimamente mucho antes aún. Por el otro, una serie de sucesos, tímidos al principio, os empiezan a mostrar que sois vosotros quienes creáis y aceptáis los límites de lo posible.

PAZ: Creo entender tus palabras. Como están hoy las cosas, el mayor mecanismo de control que posee el poder es el dinero. Por eso, a menos que uno comience este viaje con una fortuna o se dedique a amasarla, materializar aquello que deseamos se convierte en un hito casi obligatorio en nuestra lucha por no sucumbir a los mil y un sobornos de prosperidad que el mundo externo nos ofrece a cambio de nuestra divinidad.

BRUNO. Si... en realidad... durante mucho tiempo las elites manejaron para sus propios fines información interdimensional, base de su dominación y muchas veces de la legitimación de la misma. La gran suerte es que nunca han podido pasar de la cuarta a la quinta dimensión, ya que para esto es preciso desviar en amor hacia Dios y hacia toda la humanidad toda la energía que ellos utilizan en dominar a los demás, y sólo muy pocos de ellos, como Ashoka, han podido soportar este salto cuántico. El anteproyecto aquí presentado es revolucionario en tanto se busca entregar a la población en general la posibilidad de acceder a esta información sin intermediarios, dejando de una vez por todas de pedir permiso para asumir vuestra naturaleza y origen divino; ya que cada uno de vosotros es copartícipe y cocreador de la realidad tridimensional. Es entonces preciso que este saber se vuelva consciente de una vez por todas, porque toda esa energía contenida en los deseos inconscientes o no realizados por millones y millones de personas es lo que está deteniendo vuestra evolución como especie. Es preciso que esa energía sea liberada a través de la puesta en marcha de los sueños aún no vividos de multitudes de dioses que comienzan a desperezarse en la Tierra. Y aquí, a medio centímetro de vuestras narices, medio centímetro para adentro, estamos ansiosos esperando vuestra llegada.

PAZ: Giordano: cuando comenzamos esta charla, me dijiste que escribiríamos juntos una obra llamada “Sobre los Misterios Galácticos”. Tenía todavía la ilusión de que me contases sobre seres extraterrestres, maestros ascendidos, galaxias lejanas, profecías sorprendentes... sin embargo, me estuviste hablando acerca del deseo, el poder, el amor y la creación de la realidad. ¿De qué se tratará, entonces, esta obra? Es preciso que lo sepa, ¡¡puesto que figuro como autor de la misma!!

BRUNO: Bien, ahora que ya hemos conversado un poco, entenderás mejor que el principal interés de esta obra es el de incentivar el fin de la proyección de la película monótona en que se está convirtiendo la interpretación oficial de la realidad internacional; dejando para ello de otorgarle poder a las elites militares, financieras, religiosas, científicas, mediáticas y políticas. Simultáneamente, es también un llamado para poner manos a la obra en la tarea de su reemplazo por una nueva realidad que podríamos denominar “planetaria”, y donde el desarrollo de los procesos revolucionarios al interior de cada uno de los seres con conciencia -trabajando quizás en equipos de afinidades espontáneas- podría generar una Cultura de Paz y prosperidad donde experimentar libremente en las fronteras del actual potencial de la especie humana. La particularidad de esta revolución, puesta en marcha hace siglos pero ahora en una etapa de franca aceleración, es que no busca aniquilar a los potenciales enemigos sino integrarlos en una frecuencia de igualdad, para lo que tendríais que negaros tanto a obedecer a nadie como tampoco a ejercer poder sobre los demás; ya sea durante procesos de grandes tomas de decisiones como en pequeñas situaciones en la vida cotidiana. Esta aventura se pone en marcha con la sobrecogedora revelación de un misterio pre-cristiano que, al ser recibido, exige el máximo de responsabilidad de parte del adepto: el conocimiento ancestral de que sois todos dioses dormidos a punto de despertar.

PAZ ¿Qué querés decir aquí, entonces, con el concepto “Dios”?

BRUNO: Como ya hemos sugerido, Dios es todo aquel que goza de facultades ilimitadas para crear conscientemente un universo infinito del que él mismo es protagonista. Me voy pues, hacia otra dimensión de mi realidad, una a la que aún no terminas de arribar. Hasta la próxima, y muchas gracias.

PAZ: Gracias a vos y... por favor, no dejes allí de saludarme a mí mismo.

BRUNO: Tus saludos serán dados, por supuesto, y ya que querías una profecía, aquí te anuncio en forma irreversible que llegará un día en que ya no me necesites para comunicarte con él, un día en que nadie necesite de otro, en ninguna dimensión, para comunicarse con el Dios que ya absolutamente es.

 


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